By
Ivan Argüelles
(lo
inmenso)
“el
sueño es la fotografía
de
la muerte”
– Carlos Fuentes
desde
esta cúpola se ven
todas
las ventanas del mundo
cada
una con su verbo irregular
cada
una con su máscara paranormal
cada
una con su jabalí muerto
y
cada una con su traje etrusco
pero
de esa otra cúpola
que
se encuentra nomás en la niebla
de
los inviernos transfigurados
los
de la nostalgia lejana y griega
se
ve nada mas que el único vidrio
del
ojo ciclópico de teotihuacán
revoloteando
en su mediodía
donde
y cuando todo se arde
sin
piedad y sin costumbre
donde
la via láctea se cruza
con
la vejez de los niños defuntos
los
que transpiraban sobre
la
piedra milenial de los maya
¡aunque
uno no sepa porqué!
pero
yo digo “sí” cada vez que
me
encuentro dentro la música
de
la pintura galáctica helada
que
se pone en la oreja entera
de
la ninfa eco cuyos pechos
submergidos
en un sueño
devasatador
e imperfecto
me
llaman desde su antro
de
mitos indescifrables
porque
en ese momento preciso
me
encuentro también dentro
de
lo inmenso que es el caos
del
primer pensamiento
el
de espuma y enojo sin luz
porque
tan furiosamente me
encuentro
en lo inmenso
que
no hay luna que me dé
sus
manos ahogadas para
conducirme
hasta la otra orilla
que
no hay estrella que me haga
animal
de hocico acendrado
en
busca de su amor/sombra
no
hay planeta tan derrumbado
que
no tenga su espejo roto
su
otro del tamaño de tinta china
ni
su poco de espesura que es
el
agua quebrada del pasado
pero
a nosotros ¿quien nos arrojó
dentro
de esta vida tan frágil
de
yerba y rocío sin esperanza?
¿quien
nos sacó de ese siglo
cuando
vivimos en el útero?
¿para
qué seguir caminando
para
qué seguir en ese gran “entonces”
donde
no se pueden vislumbrar
los
otros “pues”? y siempre
llega
más tarde el “nunca”
de
las vidas paralelas del sal
pero
¿para qué seguir hasta
el
puro y mero fin del dia?
¿sin
el olfato de la hormiga
qué
se sabe del mundo anterior?
hasta
las abejas en su infierno
de
hielo saben lo poco que
queda
de la luz inmemorial
pero
de nosotros ¿qué queda
nada
sino el ruido de nuestra
caída
inefable hacia qué?
día
tras día en lo inmenso
que
es la arena de los sueños
esa
playa infinita de gris queriendo
ser
amarillo sin decir nada
del
rojo color de los dioses
que
se esconden en la piel
del
aire para atisbar lo tonto
de
los hombres en sus quehaceres
locos
e innumerables atravesando
lo
inmenso del inconsciente
llamando
a veces a un amante
sin
nombre a un amante ya
perdido
en las redes de la memoria
“¿acaso
somos seres sin peso?”
¿con
qué manos pensar ternura?
vamos
caminando postergando
las
huellas del porvenir nomás
para
encontrar el bulto invisible
de
un ayer desconocido y verde
como
una torre de hiedra
pulsante
con lo inmenso
eso
de las historias sin palabras
que
se cuentan antes de nacer
a
los de la fase inescrutable
de
la muerte bailando como
luciérnagas
en su cielo de
selvas
inmensas y erróneas
una
añoranza sin plenitud
¡ese
vacío inagotable
lo
inmenso!
tantas
lágrimas derramadas
para
el hermano ausente
el
que al doblar la esquina
se
fué hacia los mares de luz
en
busca de su propio nombre
en
busca de su césped
donde
lo inmenso
cae
de su sombra
más
abajo
de
todo
lo
dicho
y
para
john m bennett
09-08-12
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